Album de recuerdos Dani Guitarra

Nuestros recuerdos son lo que somos, lo que nos hace tomar las decisiones que tomamos, actuar como actuamos y amar como amamos. No seríamos nada sin nuestros recuerdos pero, ¿es posible recordarlo todo?

La respuesta es no, pero podemos tomar medidas para que cuando llegue el momento de echar la vista atrás, tengamos la mayor cantidad de recuerdos posible a nuestro alcance. ¿Cómo se hace?. Muy fácil. En esta publicación te cuento cómo.

Recuerdos y emociones

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que la parte más importante de un recuerdo es la emoción o emociones que trae consigo. Seguro que te ha pasado que un determinado olor te evoca un momento concreto del pasado. Ese día con tus padres en la plaza de las flores vuelve a tu memoria al entrar en una floristería y notar el olor a flores frescas. O un perfume que te recuerda a una persona muy cercana a ti en el pasado.

Todos los recuerdos llevan consigo una o varias emociones asociadas. Los que vienen con emociones más potentes, miedo, asco, ira, tristeza, nostalgia, felicidad, etc, son los que más perduran en nuestra memoria. Son precisamente las emociones las que consiguen que aprendamos de nuestras experiencias y vivencias para que, en el futuro, sepamos tomar las decisiones que nos vayan a provocar un estado emocional más placentero.

¿Es posible recordarlo todo?

Recordarlo todo es imposible, ya que nuestra memoria no funciona como una cámara de vídeo infinita. De ser así, nos sería muy difícil tomar decisiones con rapidez, y viviríamos con una “mochila” emocional demasiado compleja como para ser operativa. Recordamos muchas cosas, y la mayoría de ellas nos vuelven a la memoria al enfrentarnos a una situación concreta. Cuando vamos al cine y los asientos no están numerados, buscamos en la memoria el lugar de la sala en la que me he sentido más cómodo viendo la película, pero no recuerdo cada película que he visto.

Por ello, nuestra memoria es selectiva, y pesa más el aprendizaje que extraemos de nuestros recuerdos que el recuerdo en sí. Esto hace que aprendamos a diferenciar entre lo que nos hace sentir bien y lo que nos hace sentir mal, y a elegir siempre el camino que nos lleve a sentirnos mejor. Lo malo es que una gran cantidad de recuerdos fantásticos de nuestra vida, sobre todo de nuestra infancia, vayan quedando enterrados en los más profundo de nuestra memoria y, con el tiempo, nos cueste discernir si se trata de una vivencia real, o de una imaginaria.

“La vida no es lo que uno vive, sino lo que recuerdas y cómo lo recuerdas para contarla” 
<<Gabriel García Márquez>>

¡SOS, quiero recordar!

Ya ha quedado claro que no podemos recordarlo todo. Pero, hay formas de conseguir que aquellos recuerdos tan bonitos de nuestra infancia y nuestra vida en general vuelvan a revolotear por el “gran salón” de nuestra memoria.

Las fotos son nuestras mejores amigas, y también las de nuestros hijos. Si hemos tenido la suerte de tener unos padres aficionados a la fotografía (como los míos), y nosotros hemos sido un poquito organizados, es posible que contemos en alguna estantería con un tesoro de valor incalculable llamado álbumes de fotos.

Lamentablemente, la mayoría de los recuerdos que tenemos de nuestra infancia provienen de fotografías, y lo mismo ocurre con momentos que nos han hecho disfrutar a lo largo de nuestra juventud y adultez que, aunque percibidos como importantes en el momento, van quedando en el tintero. ¿Recuerdas todas las barbacoas con tus amigos?, ¿cada examen que has aprobado?, ¿cada día en el parque con tus hijos?…

Hacer fotos es importante, pero más organizarlas

Hacer fotos es muy importante. Y volver a verlas de vez en cuando nos ayuda a mantener frescos nuestros recuerdos. Pero, si nuestras fotos andan repartidas en carpetas sueltas en el ordenador, difícilmente podamos revivirlas sin que el sudor frío nos baje por la frente imaginando el día en que tengamos que sentarnos a organizarlas.

Por ello, la organización de nuestros recuerdos es tan importante como capturarlos. Es un trabajo que es mejor ir realizando poco a poco. Si hemos hecho un viaje y tenemos las fotos en nuestro móvil y en el de nuestra pareja (si es un viaje en pareja), lo mejor es volcarlas al ordenador al llegar a casa y poner en una carpeta independiente aquellas que pertenecen al viaje en concreto. El día que vayas a hacer un álbum o quieras revivirlas siempre sabrás donde buscar.

Contar con un lugar en el que poder sumergirnos en el mar de nuestra vida y revivir todos los momentos especiales que hemos capturado con nuestra cámara no tiene precio. Por eso es importante que tengamos un sistema para guardar y organizar nuestros recuerdos.

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Sobre mi...

Fotógrafo y videógrafo a nivel global especializado en ecobodas, ayudando a muchas personas a conservar todos sus recuerdos de forma natural y en muy poco tiempo.

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